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sábado, 20 de abril de 2024 01:10h.

Una extensa y distendida conversación con el destacado escritor y cronista deportivo, José Antonio Lizana

Con los escasos recursos de que dispone el Ministerio del Deporte, se avanza a paso de tortuga en materia competitiva

Lizana

Chileno de "tomo y lomo", un apasionado del deporte nacional y sobre todo de compilar las hazañas, pormenores y desventuras de sus protagonistas. Un self-made-man que desde niño sintió el llamado de las letras, vocación que lo encaminó hacia el periodismo deportivo y que derivó en una fructífera trayectoria profesional al presente. De sus variados aportes podemos resaltar la publicación de cuatro libros, aparte de numerosas columnas para diversos medios digitales, mérito que le ha valido el reconocimiento de la prensa deportiva especializada que avala sus obras y lo ubica entre los mejores. Actualmente se desempeña como miembro activo del Instituto de Historia y Estadística del Fútbol Chileno (IHE), otra de sus múltiples labores asociadas a la promoción del deporte

No obstante existir antecedentes históricos que datan el origen del deporte en ciertas prácticas corporales que se vinieron desarrollando desde los albores de la civilización humana, a modo de competencias ceremoniales cargadas de simbología religiosa, significación emocional y complejas dinámicas antropológicas (manifestaciones tempranas ya se registran en Mesopotamia, Egipto, India, China y Mesoamérica), detractores de la tesis historicista, tales como Norbert Elias, Johan Huizinga o Erick Dunning, prefieren afirmar que el nacimiento y evolución del deporte moderno están estrechamente ligados con el capitalismo industrial surgido en la Inglaterra de fines del siglo XVIII. Bajo tal premisa, la actividad deportiva representa un fenómeno social y un emblema cultural  de primer orden, una especie de bitácora histórica presente en sociedades contemporáneas urbanas e industriales, sin que por ello se refute del todo el carácter fundacional que poseen aquellas remotas expresiones de la cultura humana, en la concepción axiológica que se le otorga a la competición en nuestro tiempo.

Más allá de toda tesis y ensayos en torno a la actividad, en lo que la mayoría podemos estar de acuerdo es que el deporte une generaciones y es sinónimo de anécdotas, alegrías y decepciones; triunfos y fracasos; barrio, amigos y familia. En síntesis, de profundas historias de vida.

Ese es justamente el aspecto que concita el interés de nuestro entrevistado en su afán de búsqueda e investigación permanente y en su esfuerzo por darle cohesión a los sustantivos "deporte", "sociedad" y "cultura". En 2009 el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile lo distinguió con el premio “Aporte a la Literatura Deportiva”, distinción en la que compartió honores con ilustres nombres del periodismo nacional como Juan Cristóbal Guarello, Esteban Abarzúa, Luis Urrutia O'Nell y Pedro Carcuro.

Haciendo un poco de remembranzas de su infancia, su padre, sus libros y del amarillo y negro del club de sus amores Deportivo Ferroviarios, José Antonio Lizana dialoga desde Santiago con Diario ConCiencia.

Ferroviarios

¿Quién es José Antonio Lizana?

Me podría definir como un amante empedernido del deporte y un empírico de las letras.

José Antonio…, ¿Cuéntanos un poco acerca de tu vida? ¿Dónde naces? ¿Dónde realizas tus primeros pasos en esta vida?

Nací en el barrio obrero y ferroviario de San Eugenio, en el límite comunal de Estación Central y Santiago Centro. Vivía en un pasaje largo y angosto en la calle Antofagasta 3045, en ese lugar hice mis primeros amigos y di mis primeros chutes. Eran los tiempos en que se jugaba con una pelota plástica con un dibujo de un mapamundi, de entretiempos con pancito, tomate y mortadela, de frases llenas de nostalgia como “el último gol gana todo” o “para adentro, mañana hay que ir al colegio". También desparramaba las láminas de Salo en el suelo y con una tapa de bebida como pelota, armaba tremendos partidos y campeonatos de fútbol.

Estudié hasta segundo básico en la escuela D 45 Provincia de Chiloé, que todavía está ubicada en calle General Rondizzoni con Bascuñán Guerrero y mis primeras profesoras fueron las señoritas Eliana Carreño y Marta Wilson. En 1985, me trasladé a la Escuela República de Colombia en Bascuñán con Grajales donde finalicé mis estudios primarios. No era un alumno flojo, pero la pelotita siempre me terminaba distrayendo de mis principales obligaciones (risas).

Tu pasión por los deportes surge desde tu más temprana infancia, en gran parte gracias a tu padre que comienza a llevarte al estadio del mítico club “Ferroviarios” a ver sus partidos ¿Qué recuerdos tienes de esa época y cómo esas primeras experiencias con el deporte popular van orientando tu vocación hacia la crónica deportiva?

Esta pregunta me llega a la fibra y me emociona, porque me transporta a una época de lindos recuerdos junto a mi padre, quien me llevó por vez primera a una cancha y esa fue la del Club Deportivo Ferroviarios de Chile. Mi viejo no entendía mucho de fútbol - falleció en 2009 -, pero como obrero de la Maestranza de San Eugenio se sentía identificado con el equipo que representaba a su empresa y al barrio. Después de finalizar sus labores en la maestranza, mi papá se reunía con algunos colegas para ir a hermosear el estadio. En la base de una escalera de tijeras, se encaramaba para colocar las luces fluorescentes en los accesos del recinto. Las lámparas salían de su bolsillo y su remuneración era el triunfo del domingo. Un altavoz que hizo de latas y que pintó con los colores del equipo, le servía para alentar a los colegas de la barra. Mi madre juntaba retazos de telas con los colores amarillo y negro y me hacía las banderas.

Mi padre estimuló mi interés por la lectura, cuando me compraba los álbumes del fútbol, las revistas deportivas del momento como "Triunfo", "Minuto 90" y "Deporte Total" y los libros relacionados con el tema. Esa podría ser la génesis de mi interés por el deporte social y la crónica deportiva.

Posees un diplomado en periodismo deportivo y tuviste la oportunidad de participar en unos talleres virtuales con los periodistas trasandinos Pablo Aros Geraldes, Emilio Fernández Cicco y Julio Orione ¿Qué cosas nuevas aprendiste con estas figuras del periodismo argentino y que pudieran ser aplicables a la realidad del periodismo deportivo nacional y por extensión, a la actividad deportiva en nuestro país?

A partir de la revista "El Gráfico", siempre me he considerado un admirador del periodismo argentino y de algunos escritores de ese país como Eduardo Sacheri, Roberto Fontanarrosa y Osvaldo Soriano. Acá está la misma marca como revista digital, pero las distancias son siderales en lo periodístico y en lo escritural. Más allá de individualizar a mis profesores, creo que cada uno me aportó lo mejor de sí y ahí rescato mucha rigurosidad, responsabilidad narrativa, cultura general, crítica, análisis, humor e ironía.

¿Cuáles son tus principales referentes del periodismo deportivo nacional?

Julio Martínez es una referencia porque crecí escuchándolo a diario en radio "Minería" y viéndolo en Canal 13. Quizás es uno de los más grandes comunicadores que ha dado nuestro país y su palabra era ley. Me acuerdo que siempre se acostumbraba decír respecto a él: “Lo dijo Julito Martínez”. Un hombre de pluma maravillosa que deslumbró en la revista "Estadio", pero que tampoco le tembló la mano a la hora de criticar, analizar y denunciar. Las nuevas generaciones tienen la hermosa tarea de conocer su legado.

Eduardo Bonvallet también cambió los paradigmas del periodismo deportivo nacional con su pizarra y su particular forma de analizar el fútbol y la vida. Es curioso como muchos de sus seguidores y discípulos ya ni lo mencionen. El “Gurú” fue un aporte y se extraña.

Juan Cristóbal Guarello tiene un estilo directo y una pluma privilegiada. Es referencia en el periodismo actual y también como autor de varios libros futboleros. También mencionaré al periodista Felipe Risco Cataldo, mi compañero en el Colectivo de Escritores Deportivos Independientes y autor de los libros “Campeones 2001”, “Con 24 años basta y sobra”, “Se lo merecen”, “También se lo merecen”, “Inolvidables de la Unión Española” y su última obra “Angustiosa celebración”, que mezcla fútbol y dictadura. Un investigador profundo y concienzudo del balompié criollo que se ha dado maña para explorar exitosamente otros géneros literarios como la novela y la poesía.

Lizana_Figueroa

¿Cuándo desarrollas tu faceta de escritor y qué ha significado para ti la publicación de cuatro libros sobre deporte de manera independiente?

Desde pequeño tuve un cuaderno donde escribía estadísticas, biografías y pegaba los recortes o láminas de futbolistas y deportistas chilenos. A los veinte años hice una maqueta en color de este proyecto y a los treinta años fui a entrevistar a algunos de los personajes que estaban en el cuaderno y publiqué el libro con el nombre de “Ceacheí”: Palabra de campeón" (2008). Son los testimonios de treinta y un deportistas chilenos de todos los tiempos que ofrecí a algunas editoriales, pero que fue rechazado porque, en su opinión, “no era solamente de fútbol”. Me encanta el fútbol, pero sentía que había que hacer algo para compartir tribunas con otras disciplinas y saldar la deuda que había al respecto con los otros deportes. Esto me dio lata al principio, pero también me dio más impulso para seguir publicando de forma independiente y sin ningún tipo de compromisos. El negocio editorial da para todo y la opción elegida creo que ha sido la correcta. En 2009, comencé la saga de crónicas deportivas con “Rayando la cancha”, luego en 2010 publiqué “Mojando la camiseta” y en 2014 imprimí “Pisando la pelota”. Todas mis obras tienen un énfasis hacia la democratización del deporte y cultura e identidad deportiva. No me interesa la farandulización del deporte, tan común en los medios de comunicación masivos.

Coméntanos, de manera muy sucinta, de qué trata cada uno de tus libros publicados a la fecha, para que nuestros lectores sepan con qué contenidos se van a encontrar en cada uno de ellos...

"Ceacheí: palabra de campeón” (2008), es mi primera publicación y en sus páginas están plasmados los testimonios de treinta y un deportistas chilenos de todos los tiempos, entre los que se destaca a Marcelo Ríos, Carlo de Gavardo, Erika Olivera, Marlene Ahrens, Carlos Caszely, Leonel Sánchez, Cristián Bustos y Jaime Pizarro. Aquí rescaté sus anécdotas, sus pensamientos y sus críticas al deporte. “Rayando la cancha. Crónicas deportivas” (2009), es mi segunda obra y en ella rescato la cultura deportiva a partir del fútbol y también de otras disciplinas como el boxeo, el andinismo o el ajedrez. Tengo un capítulo que se llama ‘El cancionero del fútbol chileno’, donde detallo cuál es el origen del ‘Rock del Mundial' o de ‘Chilenos de corazón’, entre otras. “Mojando la camiseta. Columnas deportivas” (2010), es mi tercer libro y está compuesto por columnas publicadas en algunos medios digitales. Acá escribo sobre contingencia deportiva pero con especial énfasis en la campaña chilena en el Mundial de Sudáfrica y en los inicios de Carolina “Crespa” Rodríguez en el boxeo profesional. “Pisando la pelota”. Comentarios deportivos” (2014), este es mi último texto y es una continuación de la saga de crónicas. Esta es una recopilación de hechos deportivos que sucedieron entre 2010 y 2014. Asimismo, se detalla la salida de Marcelo Bielsa, el convulsionado proceso de Claudio Borghi y el exitoso y revolucionario ciclo de Jorge Sampaoli, que concluyó con la obtención del título en Copa América por nuestra selección. También se describe la crisis de Colo-Colo y la exitosa campaña de la “U” que la ungió como monarca de la Copa Sudamericana. En este libro incluí el cuento de mi querido Ferroviarios: “Manifiesto en amarillo y negro”.

Lizana_Libros

Cuéntanos algunos pormenores de cuando fuiste distinguido por el Círculo de Periodistas Deportivos con el premio “Aporte a la literatura deportiva chilena”.

Nunca olvidaré la mañana en que me llegó el correo electrónico con la notificación y derramé unas lágrimas al leerlo y releerlo. Ese año había fallecido mi padre y lo tomé como un regalo del cielo. También creo que se distinguió la diversidad deportiva que ofrecen mis publicaciones. En Chile escribir sobre otros deportes más que fútbol es un riesgo y lo he asumido.

Háblanos un poco de las distintas áreas en las que actualmente te desempeñas (radio, literatura, periodismo) y qué elementos de cada una de ellas crees que han ido enriqueciendo tu bagaje personal y profesional.

Siempre estoy desarrollando proyectos editoriales, radiales o audiovisuales en solitario o con el Colectivo de Escritores Deportivos Independientes que compongo junto a Roberto Rabi González y Felipe Risco Cataldo y cuando interactuamos con el público siempre nos hemos sentido enriquecidos. En Santiago los medios establecidos tienden a omitir lo que les desacomoda o lo que no les “interesa” en términos capitalistas, sin embargo en regiones se recibe mucho cariño y reconocimiento.

Lizana_conferencia

¿Cuál es tu mirada sobre el actual panorama deportivo que vive el país?

Los países sudamericanos que han avanzado en materia de deportes, han privilegiado sus disciplinas más exitosas y Chile perfectamente podría imitar esta iniciativa, para darle continuidad a la carrera de Ricardo Soto del tiro con arco, quien quedó entre los dieciséis mejores en los últimos Juegos Olímpicos, y de María Fernanda Valdés que terminó séptima en pesas en la misma cita de los anillos. También hubo varios diplomas en los Juegos Paralímpicos de Río. Las últimas medallas olímpicas las otorgaron Nicolás Massú y Fernando González en el tenis y esto fue gracias a sus esfuerzos individuales y a los de sus respectivas familias. Hace cincuenta años o más se hablaba del ABC del deporte sudamericano con Argentina, Brasil y Chile en el tope, y en los últimos juegos regionales realizados en Santiago en 2014, Colombia fue segundo, Venezuela tercero y Chile fue quinto debajo de Argentina. Ecuador fue sexto en esa competencia y nos respira en la nuca. Esto algo nos dice ¿O no?

¿Qué opinas sobre este aparente contrasentido que existe entre, por un lado, una generación de exitosos futbolistas chilenos transformados en mega estrellas en las principales ligas del fútbol mundial y por otro lado, una realidad país en la cual muchos clubes deportivos tradicionales han ido desapareciendo y donde no existe una política deportiva estatal clara y comprometida con el desarrollo social de nuestras nuevas generaciones y orientada a un mejoramiento de la calidad de vida a través de la implantación de una cultura deportiva que sea sinónimo de progreso, bienestar y salud?

El fútbol hace rato que es un producto de consumo y como tal se le explota. Así hemos visto a políticos cambiarse de camiseta sin asco para conseguir votos y seguir enriqueciéndose con las instituciones deportivas. Otros se involucran en los clubes sin tener apego identitario y ambiciones del tipo deportivas. Colo-Colo por ejemplo, hace veinte años que no supera la primera fase en Copa Libertadores y el Club Deportes Ovalle, está prácticamente desaparecido por mala administración y gestión. Súmale el caso de Deportes Concepción.

Hace unos cuantos años los clubes eran deportivos y sociales, donde toda la familia participaba. Esta experiencia la viví en Ferroviarios, porque mi hermana practicaba karate y yo jugaba tenis en las canchas laterales. También había hockey patín, boxeo y básquetbol. Hoy eso no se ve y es muy lamentable.

Ceachei

Ya que mencionas a Deportes Concepción... ¿Qué opinas de lo sucedido con esta institución deportiva y cuál crees que va a ser su destino?

Supuestamente con las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), se iban a prevenir los atrasos en el pago de las planillas de sueldos de los planteles. Y por eso, los expertos indican que la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas presenta lagunas respecto al establecimiento de las normas de capital mínimo para su funcionamiento. Las irregularidades parecieran no ser controladas por algún organismo fiscalizador y junto a Deportes Concepción están los casos de Fernández Vial – desafiliado en su momento de la Anfp -, Naval de Talcahuano, Deportes Ovalle y Lota Schwager, equipos que alguna vez destacaron en el profesionalismo y que actualmente intentan resucitar de las malas gestiones.

Volviendo atrás en el tiempo, hacia la época en que solías ir junto a tu padre al estadio y haciendo un paralelismo con el presente ¿Qué cosas rescatas de ese pasado en materia deportiva y qué aspectos del escenario actual del deporte chileno consideras que han significado una ostensible mejoría con respecto a antaño?

El de la camiseta contraria no era un enemigo y cuando alguien ganaba o perdía se hacían simpáticas penitencias y en la mejor de las camaraderías. El fútbol hizo estrechar la relación con mi papá en los viajes con el “Ferrito” a localidades como Curacaví, Peñalolén, Peñaflor y Rengo. ¿El fútbol hoy une a la familia o a padres e hijos?

La televisación del fútbol no vino a mejorar el espectáculo y las Sociedades Anónimas pareciera que tampoco lo han logrado. Las dos Copa América (2015 y Copa Centenario) conseguidas, son un oasis en medio de un desierto y los resultados en Copa Libertadores y en los campeonatos juveniles de selecciones son decidores. Mi amigo Felipe Risco Cataldo dice que el pueblo no tiene tarjeta de crédito para comprar una entrada y que hoy es más fácil salir del país que entrar a un estadio.

En tu opinión ¿Cuáles son los grandes males que vive el deporte chileno en la actualidad y qué soluciones propondrías para mejorar este estado de cosas?

Hace algunas semanas estuve de visita en la ciudad de Santo Domingo, en República Dominicana y conocí el Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, una megaciudad deportiva que se levantó con ocasión de los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1974. El impresionante recinto cuenta con un coliseo central, parques, centros acuáticos, un museo, múltiples pabellones y canchas donde se instalan todas las disciplinas y sus respectivas federaciones. En nuestro país, el Centro de Entrenamiento Olímpico de calle Ramón Cruz se podría considerar un símil, pero definitivamente no alcanza las dimensiones de dicha infraestructura. Chile no le ha dado prioridad al deporte y los mandatarios de los últimos cuarenta años tampoco han demostrado mayor interés en ello. Hay un Ministerio del Deporte y ciertos recursos asignados, pero son insuficientes para alcanzar lugares de privilegio en el escalafón sudamericano y panamericano. Se avanza pero a paso de tortuga.

Por último, aprovecha nuestro medio para enviar un mensaje a nuestros lectores y en general, mencionar algo que quizás quedó en el tintero y que consideras importante destacar.

Un saludo a todos los lectores de diario ConCiencia y mis agradecimientos por abrir espacio al deporte, a la cultura y a lo social. DCC

Crespa